lunes, 11 de mayo de 2015

El mayor pirata de la historia fue una mujer


Cuando se habla del mayor pirata de la historia vienen los nombres de Edward Thatch, más conocido como Barbanegra, el Capitán Kidd, el Capitán Morgan, Sir Francis Drake... Ninguno de ellos se acerca, a la Señora Ching (Cheng I Sao). La Señora Ching aterrorizó los mares del Sur de China en la primera mitad del siglo XIX, en una época en que muchas mujeres chinas cojeaban por la tradicción de los pies vendados.La piratería era una empresa familiar en la China del siglo XIX. Los clanes piratas vivían en sus barcos, algunos piratas vivían toda su vida sin poner un pie en tierra. Dentro del mundo de los piratas chinos, algunas mujeres luchaban hombro con hombro con sus homólogos masculinos.

Según los relatos populares, Cheng I Sao era una prostituta de Cantón que se casó con el pirata Cheng I en 1801 y pronto se convirtió en su socia en la construcción de una confederación de piratas de clanes rivales. Cuando Cheng I murió en 1807, su viuda se hizo cargo del "negocio". Evitó las luchas de sucesión al nombrar a su hijastro como su segundo al mando y después se casó con él.

FUENTE

En el apogeo de su éxito, Cheng I Sao controlaba 1.500 barcos y más de 70 mil hombres, organizados en seis flotas, cada una con su propia bandera y comandante. Sus flotas atacaron barcos de todo tipo, desde barcos de pequeños comerciantes a los buques de guerra imperiales.

En 1809, Cheng I Sao era lo suficientemente poderosa como para amenazar a la ciudad de Cantón (Guangzhou en la actualidad). El gobierno chino se dirigió a las potencias europeas en busca de ayuda, y arrendó entre otros barcos el HMS Mercury con veintiocho cañones. Esto no fue suficiente para derrotar a la flota de la "reina" pirata.

Maqueta del HMS Mercury  FUENTE

En 1810, el gobierno Chino ofreció la amnistía a los piratas. Cheng I Sao demostró ser tan eficaz en la mesa de negociaciones como en la cubierta de un barco. El Gobierno concedió a sus piratas amnistía universal, y el derecho a conservar la riqueza que tenían acumulada, y empleos en la burocracia militar de China. Cheng I Sao se retiró en Cantón, donde según los informes, vivió una "vida tranquila" en una casa de juegos de su propiedad hasta su muerte a los 69 años.

Vía: Wonders and Marvel

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