martes, 1 de septiembre de 2015

Batallón St Patricks: Los héroes irlandeses del ejército mexicano


La existencia del Batallón San Patricio, durante la Guerra México-Americana de 1846 es quizás la historia más controvertida de esta amarga guerra. Una unidad de artillería formada mayoritariamente por católicos irlandeses y alemanes. Su historia terminaría con una derrota gloriosa y ejecuciones masivas que serían ocultadas por el ejército de Estados Unidos durante más de 70 años.

Liderados por un irlandés llamado John Riley, demostraría durante la guerra ser uno de los oponentes más duros del Ejército de Estados Unidos. Riley, nació en Clifden en el condado de Galway, y llegó a Estados Unidos en 1843, después de haber servido durante un tiempo en el ejército británico. Riley se unió al Ejército de Estados Unidos en Michigan en 1845. Riley descubrió que el Ejército de Estados Unidos, era profundamente racista, anti-católico, y xenófobo.

Un busto de John Riley en la Plaza de San Jacinto, la Ciudad de México.
John Riley. Busto en el parque de San Jacinto. MÉXICO D.F.   FUENTE

Los llamados "nativistas", veían a los inmigrantes católicos, como los enemigos de los estadounidenses protestantes nacidos en el país. A pesar de estos resentimientos, en marzo de 1846, Riley marchaba hacia Río Grande, sirviendo en las filas de la compañía K del V Regimiento de Infantería de los Estados Unidos, bajo el mando del general Zachary Taylor. Acamparon en el imponente Fuerte Brown, al otro lado del río frente a la ciudad mexicana de Matamoros.

La guerra entre los Estados Unidos y México parecía inevitable, tras la independencia de Texas y su anexión a la Unión. A pesar de que el ejército tejano derrotara a las fuerzas mexicanas en San Jacinto y los Tratados de Velasco de 1836, México aún se negaba a reconocer de Texas, como un estado independiente. Cuando el presidente James Polk firmó la incorporación del estado de Texas a EEUU el 29 de diciembre de 1845, los engranajes de la guerra con México se pusieron en marcha.

Zachary Taylor restored and cropped.png
Zachary Taylor  FUENTE

La vida a orillas del Río Grande, solo hizo aumentar la hostilidad de los "nativistas protestantes" hacia los irlandeses y los católicos en el regimiento de Riley. Estas circunstancias y la mala conciencia de invadir una nación católica, hizo que Riley abandonase el ejército el 12 de abril 1846. No sería el único irlandés en hacerlo.

Riley se unió a un regimiento mexicano conocido como la Legión de Extranjeros, Riley había organizados un batallón de 48 irlandeses, conocido como los "Voluntarios Irlandeses". Este batallón pasó a llamarse el Batallón de San Patricio, luchando por primera vez en el lado de los mexicanos en la Batalla de Monterrey el 20 de septiembre de 1846. Repelieron al menos tres ataques a sus posiciones de las tropas estadounidenses .A pesar de su destreza en la artillería, las fuerzas mexicanas fueron derrotadas y cuando el General Ampudia rindió la ciudad a las fuerzas norteamericanas, Riley se vio obligado a desfilar frente a sus antiguos compañeros que lo vieron pasar con el uniforme de su enemigo.

A pesar de esta derrota, el General Santa Anna entregó sus armas más pesadas al regimiento de Riley. Riley, junto a su compatriota irlandés y desertor, el capitán Patrick Dalton, comenzó a entrenar a sus artilleros con las tácticas del Ejército de Estados Unidos.

El 23 de febrero 1847 en la Batalla de La Angostura, la bandera del Batallón San Patrick ondeaba en batalla. Eran unos 80 hombres que fueron asignados a terreno elevado, con los tres cañones más pesados, diezmaron a la artillería enemiga y capturaron dos cañones norteamericanos. Enfurecido por la derrota, el Comandante Zachary Taylor, ordenaron tomar esa posición. El oficial de los Estados Unidos Braxton Bragg, se enfrascó en una batalla mortal con Riley. El regimiento de Riley perdió un tercio de sus hombres hasta que fueron obligados a retirarse, para alivio de los estadounidenses que habían perdido muchos hombres.

Bandera del Batallón San Patricio, recreación moderna  FUENTE

En la Batalla de Churubusco el 20 de agosto de 1847, Riley y su hombres cargaban los cañones y mosquetes hasta con piedras debido a que no tenían munición. Patrick Dalton, segundo en el mando del glorioso batallón, tiró tres veces la bandera de tregua, continuando la lucha. John Riley y todos los que quedaban del Batallón de San Patricio fueron apresados por las fuerzas comandadas por Winfield Scott y sometidos a juicio.

Condenados bajo la acusación de deserción en tiempo de guerra, la mayoría de los más de sesenta sobrevivientes fueron condenados a la muerte en la horca, Dalton entre ellos. John Riley y unos pocos fueron indultados en consideración a que se habían pasado a los mexicanos antes de la declaración de guerra, aunque se cree que más bien los dejaron vivos para que sufriera en vida su humillación y la muerte de sus paisanos. Sin embargo todos, sin excepción, incluso los condenados a muerte, sufrieron la pena de 50 azotes con látigos de siete puntas y la marca a fuego de la "D" de desertor.

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Winfield Scott  FUENTE

A Riley le fueron dados casi cien azotes y se le marcó dos veces con la letra de la infamia, en la nalga y bajo su ojo derecho. Los últimos ahorcamientos se sucedieron al final de la Batalla de Chapultepec, el día 13 de septiembre de 1847, habiéndose mantenido a los prisioneros sobre carretas, con la soga al cuello, y amarradas sus manos a la espalda, durante casi diez horas, en espera de la muerte.

Así fue exterminado el glorioso Batallón de Artillería de San Patricio, a cuyos hombres, los mexicanos con gran respeto y admiración llamaban "los colorados". John Riley, cumplió durante casi un año la pena de trabajos forzados hasta el final de la ocupación estadounidense, desapareció casi sin dejar huella. Se cree que murió en Veracruz.

Fuentes: Wikipedia e History Answers


1 comentario:

  1. fernando castro razo1 de septiembre de 2015, 17:58

    Es bueno conocer parte de la historia de nuestro país, y que hoy en día el ejercito tiene otras funciones y no las que se contemplaban en el pasado solo la guerra.

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